Su intención es loable -loable quien lo hable-. Quiere resucitar la Escuela Taurina de Murcia.
Hoy se ha manifestado a las puertas de la Asamblea Regional de Murcia, en el Paseo Alfonso XIII de Cartagena.
No es la primera vez que Vicente exhibe su afición de puerta en puerta, o de plaza en plaza. Ya lo hacía hace décadas, cuando le fue derribada por falta de permisos de obra la placita de toros que había levantado en Molina de Segura.
Desde el Palacio de Marivent en Palma de Mallorca para decírselo a los Reyes de España en sus vacaciones estivales. Hasta ocupar el tendido de Las Ventas vestido de torero en corrida televisada.
A ver hasta dónde llega ahora. A ver si le escuchan. Y que la decisión sea la que más convenga a los chavales que quieren ser toreros en nuestra tierra. No sé qué es más difícil. Si eso, o que le "den" la Escuela al Levantino.
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