domingo, 12 de marzo de 2017

Pepe Castillo, sorpresa (y pureza) en el coso ceheginero

El crítico Pepe Castillo Abreu, en acciön. (Foto: Marta Abril)
Mi querido compañero en tareas informativas Pepe Castillo ha firmado hoy un auténtico faenón sobre la centenaria arena de la recién reinaugurada plaza de Cehegín, donde a celebraba una jornada de convivencia del Club Taurino local.

Sin darle mayor importancia, el propio Pepe me envió esta imagen que ilustra, y de qué manera, esto que les cuento.

Sólo quería compartir conmigo lo que para él no era más que una sentimental instantánea, que representaba el momento siempre emocionante que acababa de vivir.

Sabía yo que él había hecho sus pinitos delante de las becerras toreadaa que soltaban en aquellas fiestas en la desaparecida placita que había a la orilla de la carretera en Cabo de Palos, y también en la de su amigo Manolo Juárez en Roche.

También me había confesado en una ocasión que había soñado que le daban la alternativa sus dos toreros: el mismīsimo Antonio Bienvenida y su admirado Pepín Liria.

Lo que no sabía yo, no me imaginaba, que era capaz de dibujar un natural con más empaque y pureza que el de la foto. ¡Pedazo de natural! ¡Soberbio!

Además, ha tenido algo de su padrino y de su testigo de "alternativa" (soñada): la naturalidad del gran Antonio, y el marco incomparable en el que todavía retumban los ecos de los eternos rugidos del León de Cehegín.

Grande Pepe, que, según me cuentan, ha puesto la plaza boca abajo con sólo tres naturales...

Se dice pronto... ¡tres naturales como el de la foto!

(P.d.- Pepe, no me he podido contener. Perdóname siempre. ¡Te propongo un mano a mano! Es broma. Enhorabuena de verdad).

sábado, 11 de marzo de 2017

Raúl Sáez tienta en El Cubo

El novillero cartagenero Raúl Sáez ha tentado hoy en la ganadería extremeña de El Cubo.

Dos vacas le ha echado el ganadero Blas Gómez que le van a servir de motivación para encarar una temporada que se presenta muy cuesta arriba.

Eso no es novedad. Lo novedoso ha sido que la tienta ha estado enmarcada en una excursión al campo bravo organizada por el Foro Taurino de Cartagena y nadie teníamos noticia de ello.

En cualquier caso, enhorabuena a Raul, al ganadero y al Foro.

sábado, 4 de marzo de 2017

Ángela, Niño de Caravaca y Mariano de la Viña

A los 69 años de edad nos ha dejado esta semana "Ángela", la torera, la que derribó las barreras que impedían que las mujeres pudieran torear.

Avances que hoy en día nos parecen chocantes, pero que hace tan sólo unas decadas era lo común.

Aunque "Ángela" no fue la primera ni la última.

La foto que escogía el portal www.mundotoro.com para ilustrar la luctuosa noticia quizás no haya pasado inadvertida para muchos de Uds. que son capaces de identificar en ella a dos toreros de plata como la copa de un pino.

Justo detrás de "Angela", don Antonio Sánchez "Niño de Caravaca" y, un poco más atrasado en la imagen, don Mariano de la Viña.

El caravaqueño y el manchego fueron dos auténticos leones en el ruedo y gozaron en vida -y siguen gozando hoy en día- de la consideración de maestros de maestros entre los hombres de plata. 

Tuve la suerte y el privilegio de conocerles y tratarles en muchas ocasiones a los dos. Y de los dos aprendí enseñanzas que jamás olvidaré. 

El "Niño de Caravaca" me enseñó a coger el capote y la muleta, y aprender el ABC de la difícil técnica que sustenta el arte de torear.

Con Mariano de la Viña coincidí muchas tardes de toros, cuando daba mis primeros pasos en el mundo de la crítica taurina. A mi me gustaba ponerme a su lado para aprender y tenía la sensación de que a él le gustaba impartir aquellas clases particulares de astucia lidiadora, de cómo habían de colocarse los toreros en la plaza para ahorrar capotazos innecesarios e improductivos, sobre las reaccciones del toro durante la lidia,.. Era una auténtica delicia, y salías de la corrida "pesando" más como aficionado.

Por eso comparto hoy con Uds la imagen que publicaba esta semana www.mundotoro.com sobre la muerte de "Ángela", en la que aparecen junto a ella dos hombres cabales, dos torerazos de quitarse el sombrero y descubrirse ante ellos.

A los dos siempre les estaré agradecido. Eternamente.