miércoles, 10 de julio de 2019

Hace un cuarto de siglo... en mi vida

Llegué a poco, a muy poco, no fui absolutamente nada en los ruedos. Menos que una anécdota pasajera. Pero hace justo veinticinco años cumplí un día inolvidable dentro de una etapa que me marcó para bien.

Este 10 de julio se cumplen 25 desde aquel del año 1994 en que estoqueé por primera vez en mi vida un becerro. Fue en la plaza de toros de Yecla, con motivo de la tradicional becerrada del día de San Cristóbal en la que cuadrillas de aficionados locales compartían jornada con algunos chavales de la Escuela Taurina entre los que estaban mis queridos Juanito Soriano y Enrique Portillo, que estando mucho más avanzados que yo, tuvieron el detalle de no sortear para que me correspondiera el ejemplar de menos entidad.

Aquella tarde necesitaba ayuda. Cualquier apoyo era poco. Y tuve al gran Niño de Caravaca en el callejón, a mi lado, aconsejándome, y diciéndome cosas tan suyas como el clásico "Ándale, nene, p'alante!".

Y a mi padre, que pasó más miedo que yo. Y a mi madrecica que me ayudó a vestirme de corto en casa de mi Tía Carmen, y se despidió de mi llorando cuando me iba para la plaza. Aunque no pudo resistir no acudir a la becerrada.

Guardo con añoranza dos fotos de aquella tarde (pero no las.voy a sacar del cajón de mis recuerdos). Una con mi hermano Pepe, mi cuñada Fina y mi sobrino Alberto, que era un renacuajo y se ha hecho un hombre de provecho, todos juntos  mi con mis tíos Carmen y Castaño y mis padres y yo a medio vestir. Y otra a la salida de la plaza junto a Tío Pedro y mi Tía Aurora, y mi Tío Antonio y mi Tía Luisa, y  mis queridos Juan "el Tabaro" y "la Fina", que recuerdo con cariño y muchas noches rezo por sus almas.

Son tantos recuerdos juntos, y tantas emociones, unas vivencias irrepetibles, de un valor incalculable en mi fuero interno. Aunque sólo fuera una simple becerrada... ahora hacen 25 años. Nada menos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario