Desde el año pasado, cuando con el confinamiento estuvimos tanto tiempo encerrados, muchos empezaron a encontrar sitios donde poder estirarse y expansionarse con un capote o una muleta en las manos. Siempre respetando al vecino, la distancia de seguridad interpersonal y los horarios de toques de queda.
A nivel profesional, hay muchos toreros que se preparan a diario, que compatibilizan su vida laboral con su vida taurina, porque "del toro" solamente no se puede vivir. Aunque uno sea un torero de plata de los buenos, como es el caso.
Este pedazo de profesional se cuida a diario, se ejercita en largas carreras a diario, está pendiente da que suene el teléfono para volver a torear, también a diario.
Y torea de salón a diario. ¿Donde? Donde no moleste y donde no le molesten. Que eso es otra cosa que ocurre de unos años a esta parte. Porque una parte de la sociedad no tolera a los toreros. No es como antaño cuando los profesionales se reunían en un parque y lanceaban al aire. Aunque aún quedan lugares donde se sigue haciendo, como en la Casa de Campo de Madrid o en el jardín donde se reúnen los toreros de Albacete.
Por eso tienen tanto mérito estos hombres que como el lorquino Antonio López "El Charra" tienen la mente puesta las 24 horas, siempre latiendo en su subconsciente, lo más importante y lo que más les da vida. El toreo. Aunque tenga que ser en esta nueva disciplina que es el "toreo de garaje".
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