"Pasa" que la profesionalidad es un grado, y ni el torero lleva el traje bien encajado, ni lleva los machos correctamente ajustados (ojo, no digo apretados, que eso depende de la propia bragueta del torero en cuestión), ni la castañeta va en su sitio, ni tantas y tantas cosas más.
Como consecuencia de toda esa ristra de carencias, ni el torero se siente cómodo con el traje -sopena que le resbale la piel del escroto y se le trice un huevo con la taleguilla-; que la banda del bordado de la taleguilla no vaya milimétricamente alineada a la silueta del muslo; que la coleta se suelte y vaya dando "cascañetazos" sobre la cabeza del artista; o incluso que el lazo de las zapatillas se suelte y pueda hacer tropezar al matador.
Son tantas y tantas cosas. Pero es que son mil más.
Que todo esté perfectamente colocado en el callejón. A mano para no fallar ante cualquier imprevisto o necesidad.
Que las espadas estén a punto.
Que el torero esté tranquilo las horas previas a la corrida.
Que no falte un detalle.
Que la reserva de hotel permita acceder a la mejor habitación, a la más cómoda y tranquila.
En definitiva, que no falte nada el día de la corrida.
Ni los días previos, ni los de después.
En la Región de Murcia siempre ha habido grandes profesionales en la materia. Desde Luis del Pueblo o el Mochila, pasando por Casimiro, el Pichi, el Danone, Alfonso...
Pero de un par de décadas a esta parte, aunque él comenzó antes, no nos podemos olvidar del gran Cándido Martínez Puertas, que es el mejor de los que yo he conocido.
Cándido es, además de un gran confidente, un excelente psicológico. Pero además, ya le bautizó así el recordado Antonio González Barnés, es un fantástico hombre "Multiusos". Sabe hacer de todo.
Si yo les digo que hasta como apoderado ha sido capaz de hacerle un puñado de festejos a alguno de los matadores y novilleros que le han fichado.
Después de casi dos años sin poner un traje de luces a su matador, hace unas horas ha vuelto a sentir esas emociones. Porque además es un tipo dotado de una sensibilidad especial.
Además es mi amigo. Y todo lo demás no importa.
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