Estos toreros están hechos de otra pasta, y tienen más cojones que el caballo de El Espartero.
Ni corto ni perezoso, se desplazó hasta La Zorrera, la finca gaditana de los Cebada Gago, donde se ha puesto delante de un par de eralas.
La prueba ha resultado totalmente satisfactoria.
Ahora ya desea ponerse delante del toro de nuevo para seguir donde lo dejó el otro día, en triunfo y apostando.
Enhorabuena Fili. Los milagros existen.
P. D. - La imagen es obra y la cede generosamente el profesor Marcial García, que acompañó al torero el día del milagro y en la reaparición también.
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