El calasparreño, que ya había vuelto a ponerse delante de la cara de las vacas en Cebada Gago el fin de semana pasado, se ha desplazado esta mañana hasta la finca Yeclana de Nazario Ibáñez donde ha toreado una fantástica erala, con cuerpo de novillo y la cara abierta, que le ha permitido volver a sentir las mejores sensaciones.
Las sensaciones de un torero que está metido en "esto", que ha sabido aprovechar el año de pandemia para fortalecer sus convicciones y manifestar el toreo que le brota con la facilidad de siempre y con una envidiable redondez que antes no se le conocía.
Cuidado con Filiberto que lleva varios avisos importantes en su haber y el día menos pensado puede dar el salto al lugar que merece. Está en predisposición de ello. Tiempo al tiempo.
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