Ojalá me equivoque. No quiero ser mal agorero. Pero la coyuntura es adversa contra la propia Fiesta de los Toros en la localidad murciana que mas festejos taurinos acogía hasta hace un par de años.
Hay que tener cuidado con las presiones, porque de tanto apretar, la cuerda se rompe.
El Ayuntamiento quiere que la plaza pase a ser de su propiedad. Los actuales propietarios, visto lo visto, no se ponen de acuerdo en decidir la venta. Y la cuerda se tensa.
Y se tensa con el juego de los permisos de poder abrir la plaza al público, lo cual es peligrosísimo.
Aunque ya se hubiera llegado a un acuerdo de venta y se hubieran autorizado los festejos, ¿quién se habría sentado tranquilo en el tendido de una plaza cuya seguridad se está poniendo en tela de juicio permanentemente?
En mi pueblo, Cartagena, nos quedamos sin plaza por una tonta jugada política. El coso de la calle del Ángel también era de propiedad privada, y se clausuró por incumplir tres requisitos que habrían costado menos de diez millones de pesetas (60.000€ al cambio). Ahora ya no es cuestión de euros. Es imposible. Pregúntenle a mi admirado Paco Vera que lleva más de 20 años luchando. O al propio Manuel Juárez, que también se desgastó en el asunto.
La plaza de La Caverina va camino de ser clausurada también, de no ceder los propietarios actuales, a transmitir un inmueble que tanto les ha costado poner en valor y hacer de él una seña de identidad para los calasparreños y, por qué no, para toda la Región de Murcia.
Mal camino toma el asunto. Ojalá me equivoque y pronto haya pasado a mejor vida esta nebulosa maligna que puede ser la puntilla a los festejos taurinos en Calasparra, de por vida.
Insisto. Ojalá me equivoque.
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