La cita es el 27 de marzo, pero las claves de su regreso las avanza en estas sinceras declaraciones.
“Muchos días y muchas noches pensé que no volvería torear nunca más -empieza diciendo Rafaelillo-. En todo este tiempo he sufrido mucho. La recuperación, la pandemia, el tiempo… Ha sido muy duro, mucho. Veía que nunca más podría vestirme de luces y esa sensación deja muy tocado al ser humano”.
“Gracias a Dios, aquí estoy. El torero, su ímpetu y su voluntad ha arrastrado al ser humano y lo ha vuelto a colmar de positividad y de ambición”.
“Taurinamente Jaén significa mucho para mí. En esta tierra me he hecho torero y he crecido como hombre. Cuando me habló mi apoderado de reaparecer en Jaén, rápidamente dije: Vamos p’alante”.
“Es el momento de sacar todo eso que se ha cultivado dentro de mí: poso, magisterio, sabiduría, oficio, conocimientos. No es fácil resistir todo este tiempo frente a las corridas que me ha tocado matar, pero aquí estoy para demostrar que hay mucha tauromaquia dentro de mi".
Palabra de torero, con mayúsculas.
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