domingo, 24 de julio de 2022

Magisterio de Rafaelillo ante un Cuadri que pedía el carné, en Mont de Marsan


Una cosa es torear y, otra bien distinta, pegar pases. Lo de Rafaelillo el otro día en la plaza francesa de Mont de Marsan refleja el magisterio que posee y el momento pleno de madurez que atraviesa.

Hay que ser muy torero, muy buen torero, para estar tan bien y tan lucido con un toro que, si bien tenía alegría en el galope, exigía estar muy seguro y muy inteligente con él.

Había que dar un muletazo pensando en el siguiente. Y estar dispuesto a asumir que le podía levantar los pies del suelo.

Todo eso lo hizo Rafaelillo, el Maestro Rafaelillo, con solvencia sobresaliente. Pero es que lleva asi toda la temporada, evidenciando que está en uno de los mejores momentos se su carrera, ahora que ya recaen más de veinte años de alternativa sobre sus espaldas.

Le robaron la segunda oreja. ¡Qué más da!, si todo el toreo se ha enterado de que triunfó con un torazo, al que le dio series de más de seis muletazos, cuando otros no habrían sabido por donde hincarle el diente.

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