Va camino de cumplir 20 años de alternativa, y aunque desde que la tomó no se ha vestido muchas veces de luces, ni está en activo, en todo este tiempo no ha dejado de torear. A pie y a caballo.
El Quillas, sobrenombre con el que se conoce del uno al otro confín al lorquino Ángel Antonio González, es un auténtico crack y domina la tauromaquia total desde el toreo al natural hasta el rejoneo de costado.
Esta misma tarde acaba de dejar constancia de su torería en una finca privada, en la soledad del campo bravo, ante una vaca de retinta que bien podría tener doce o catorce años. ¡Una tía con dos leños!
Y así de verdad se ha puesto para torearla por obligadisimos naturales con la mano derecha, despojado de la espada, y pasándosela por la faja.
Ya sé que no entra dentro de sus pretensiones, pero si el bravo y valiente Quillas se quitara ocho o diez kilos de encima, se merecería poder actuar en la reinauguración de su plaza de Sutullena, donde se doctoró el día de San Jose de 2003 de manos de José Ortega Cano y con el Maestro Pepín Jiménez como testigo.
De momento habrá que conformarnos con imágenes como las que les ofrezco, que espero sirvan para deleitarse con la profundidad y hondura del añorado Quillas. Un tipo que es genio y figura. Un loco muy cuerdo para el toreo.
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