Ante un lote noble y colaborador de la ganadería manchega de Sonia González, Parrita despertó del letargo en que parecía haber sumido su carrera.
Por fin, hombre, por fin. Tuvo que darle un novillo un porrazo en el recibo capotero, y arrollarlo y pisotearlo, para que el agua bendita con la que le despabilaron surtiera el mejor de los resultados.
Cristóbal se vino arriba y levantó la tarde con el espíritu de los toreros de su corte. En cuanto se mostró convencido de lo que hacía, transmitió a los tendidos esa verdad y enloqueció al personal.
Mención especial merecen un par de series en redondo, con el novillero enfibrado, enroscándose al novillo a la cintura, roto, hundido sobre las plantas y los riñones, y con temple líquido. Y también con la mano izquierda en el tramo final de la faena, como muestra la imagen de Paco Sastre.
Mereció la pena la espera, aunque en el primero se mostrara este Parrita Chico igual de decidido, pero un tanto más forzado y hasta algo retorcido. Debe indagar en su mejor versión, la que ofreció en el que cerraba plaza, donde brotó de una vez por todas el toreo gitano que ha heredado de su padre, en cuyos reflejos resplandece la memoria del gran Manuel Ramos "Parrita".
La ficha completa de un festejo en el que Alfredo Bernabéu y el rejoneador Felipe Alcaraz mostraron la mejor de sus voluntades es este:
Plaza de toros de Los Felices (Molina de Segura). Novillada con picadores mixta. Dos novillos para rejones de Tassara, a menos. Cuatro de Sonia González para la lidia a pie, excelentes, siendo premiados tercero y sexto con la vuelta al ruedo.
El rejoneador Felipe Alcaraz: Oreja y oreja.
Alfredo Bernabéu: Oreja y oreja.
Cristóbal Ramos “Parrita”: Dos orejas y dos orejas y rabo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario