Permítanme el pequeño gran disparate que me inspira la fantástica fotografía de mi admirado reportero gráfico Paco Sastre, que recoge el brindis de Víctor Acebo al maestro Pepín Jiménez el otro día en la novillada de Torre Pacheco.
Nada más verla, me evocó al celebérrimo fresco de Miguel Ángel titulado "La creación de Adán". Y aquí les propongo está comparativa.
No se prodiga el gran Pepín a la hora de presenciar festejos "un situ", aunque sigue a diario el devenir de la temporada taurina.
Por eso, algo le tendría que remover para que se desplazara desde Lorca hasta la plaza portátil instalada en Torre Pacheco.
Allí, refugiado bajo un sombrero de paja, pasó prácticamente desapercibido hasta que Víctor Acebo, que sabía que el Maestro estaba presenciando la novillada mixta, hizo lo que debía: brindarle su primer novillo.
Me consta que Acebo es muy buen aficionado y, en su casa, ha recibido una exquisita educación taurina. Hechos como ese lo demuestran.
Víctor se ha convertido en el novillero murciano revelación, en la temporada de su debut con picadores. El acercamiento al rubio torero de Lorca le respalda en su categoría de aprendiz y de artista en ciernes.
La tarde que se acercó al Maestro cortó cuatro orejas de un lote muy reguleras de Los Ronceles.
El año que viene todas las miradas van a estar puestas en él. Y, más aún, después de haber generado la expectación en un torero de culto como Pepín Jiménez.
Entre artistas anda el juego, y no lo digo por Miguel Ángel.
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