Dos matadores murcianos siguen realizando este tipo de entrenamientos en este agosto atípico por el Coronavirus.
Paco Ureña ha hecho lo propio, pero con otro concepto de preparación. Sin necesidad del atragantón de toro que se dió Emilio. El lorquino ha estado en casa de Daniel Ruiz, que es una ganadería de calidad. Una calidad que se vislumbra tan sólo en un fotograma. No hacen falta más. La brava becerra se "come" la muleta arrastrando el hocico por la arena con el estilo inconfundible de los grandes toros de este ganadero albaceteño. ¿Recuerdan el del faenón de Morante de la Puebla la pasada feria de Murcia?
Emilio Serna, que vino a pasar una temporada en España como hace todos los años desde que reside en Perú, al final se ha quedado en su tierra y no deja de prepararse.
Ha estado tentando un toro en la ganadería sevillana de la viuda de Francisco Amián. Un toro con su cuajo, su volumen, lógicamente despuntado para la ocasión, aunque con un toro delante nunca se evitan del todo los riesgos. Y menos en el campo, donde no hay asistencias sanitarias a mano, ni UVIs móviles disponibles en caso de percance.
Y cuando sumas calidad con calidad resultan obras de arte como esta que ha realizado Paco Ureña, que se arrebuja y se mece sometiendo por abajo la brava y noble embestida de esta grandiosa vaca.
Son dos conceptos de hacer campo. Los dos muy válidos. Los dos "sirven" para crecer interiormente como toreros. Pero los dos, tan distintos.
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