Hay pocos ojeadores de toreros. Pocos apoderados dispuestos a luchar por sacar nuevos valores. Pero todavía siguen quedando románticos que aportan su granito de arena para trabajar por toreros que son todavía poco conocidos.
También los hay dispuestos a luchar por casos imposibles, defenestrados, o irrecuperables. Mientras muchos torerazos se cuelan por el sumidero que provoca un sistema sin corazón y con nula memoria.
El caso del apoderado calasparreño Óscar Fernández rompe todos esos estereotipos. Es un aficionado magnífico, de gran sensibilidad por el toreo bueno, le conozco bien desde que ambos perseguíamos el arte mayúsculo que espolvoreaba por esas plazas de Dios nuestro comúnmente admirado Pepín Jiménez.
Hasta finales de la temporada pasada colaboró con "Chicote" en el apoderamiento de su paisano Filiberto. Y ahora lanza la moneda al aire para apostar con todo su aliento de buen aficionado por Rocío Romero, una novillera cordobesa que todavía tiene mucho que decir, por su buen corte y maneras, a pesar de que no terminó de aprovechar algunas de las oportunidades que le ofrecieron sus anteriores apoderados (Tauroemoción).
De momento Rocío Romero va a hacer su primer paseíllo pronto, será el próximo 25 de enero en Lucena del Puerto (Huelva) con motivo de un festival taurino en el que se van a lidiar reses de Aguadulce, Prieto de la Cal, Fermín Bohórquez, Manolo Vázquez, Virgen María y Soto de la Fuente para los diestros Marc Serrano, Oliva Soto, Esaú Fernández y los novilleros Manolo Vázquez, la propia Rocío Romero y Ángel Cahorro.
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