Al Maestro Alfonso Romero, padre, le van los grandes retos. Otra vez ha puesto el punto de mira en La Mancha manchega, y de nuevo para apostar por un torero que lo tiene todo muy cuesta arriba.
Su nuevo pupilo se llama Cristian Pérez y es un novillero cuyo mayor activo es el de ser capaz de hacer grandes esfuerzos.
Lo ha demostrado en numerosas ocasiones en ruedos españoles y también franceses.
Salió a hombros la pasada feria de Albacete, donde, otros años le dieron de lado e incluso se atrevió a protestar con una huelga de hambre en la puerta grande de La Chata, por donde mismo este 2022 ha salido triunfante.
¿Qué sería de este tipo de toreros si no hubiera apoderados con una afición inquebrantable dispuestos a llamar a todas las puertas del toreo hasta que se las abran?
Romero es capaz. Lo hizo con Sergio Serrano, también con Miguel Tendero. Cierto es que ambos dieron el do de pecho en el ruedo. Ahora lo va a intentar con Cristián.
Yo veo la cuesta muy empinada -no tengo ni por asomo el optimismo de Romero-, pero la ilusión mueve montañas.
La expectación es máxima. A ver qué pasa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario