Tenerlo para una fecha tan próxima como es el 20 de marzo, parece ya un milagro doble.
Y si encima se concreta la posibilidad de contar con la difusión por televisión, ya estamos hablando de un acontecimiento digno de ser analizado por Iker Jiménez en Cuarto, Cuarto, Cuarto Milenio.
Bromas aparte, el caso es muy serio, el matador calasparreño Filiberto Martínez tiene ante sí una oportunidad de oro, aunque se trate de una actuación en una plaza de pueblo.
Con esa responsabilidad la asume. Lleva todo el invierno metido en el campo, haciendo tentaderos, matando toros a puerta cerrada, toreando muchas horas de salón.
Entre ceja y ceja una fecha, un lugar y dos toros de la ganadería de Buenavista.
Ojalá le rueden las cosas como merece el potencial de funcionar en el toreo que siempre ha evidenciado, desde bien niño. Ojalá le echen cuentas a la calidad de su concepto y pronto ocupe el lugar que le corresponde, en las grandes ferias.
De momento le toca seguir trabajando en silencio, mascullando el asalto en la soledad de una plaza vacía, donde resuena el eco del roce de las telas de su muleta al acariciar la arena.
La cita es el 20 de marzo en Ossa de Montiel, donde Esaú Fernández y Mario Sotos acudirán con idénticas intenciones. Pero Filiberto solo hay uno.
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