lunes, 23 de abril de 2018

SENSACIONES XXIV FESTIVAL CANCER MURCIA: Ureña borda el toreo con el "garbanzo blanco" de La Palmosilla



Paco Ureña bordó el toreo ayer en el XXIV Festival a beneficio de la Asociación Española de la lucha Contra el Cáncer que se celebró en La Condomina.

Al lorquino le correspondió el ejemplar ensabanado alunarado que fue a la postre el único que atisbó verdadera clase de un muy áspero encierro de La Palmosilla.

Frente a él mostró la mejor versión de su toreo a lo largo de una faena muy templada, en la que buscó siempre el embroque cercano con el noble y blando "garbanzo blanco".

Tan bien lo hizo que acabó bajándole la mano en un puñado de muletazos largos como ríos.

El peor de todo el "elenco" ganadero fue sin duda el que cupo en desdicha a Rafaelillo en la tarde en que se reencontraba con la afición murciana.

Puso todo de su parte para que el reencuentro fuera feliz, al tiempo que el toro de La Palmosilla ponía todo de su parte por tratar de abortar el triunfo.

Se salió con la suya Rafaelillo, a costa de varios atragantones y de tirar de recursos de cara a la galería para cortar dos orejas, sí o sí, por la tremenda.

"El Fandi" lo intentó sin brillo frente a un toro medio, frente al que no se encontró a gusto salvo en un tercio de banderillas en el que puso cuatro pares.

Cayetano fue premiado con el rabo por una faena voluntariosa ante un ejemplar que pareció mejor de lo que realmente era. El menor de los Rivera fue entonándose a medida que avanzaba la faena.

De salida parecía totalmente desafinado y paulatinamente se fue centrando hasta anotar naturales sueltos con el empaque que le caracteriza.

Después de un final de faena variado con giraldillas de compás abierto, mirando al tendido y algún pase del desprecio, se tiró a matar para agarrar la mejor estocada de la tarde.

Ginés Marín lució un atrevido atuendo: chaquetilla de solapas y calzona corta cosida en tela marfil y complementada con unos torerísimos zahones de cuero repujado.

Trató de alegrar la embestida y al público en una faena que puso la nota de clasicismo a la tarde, a pesar de que todo fuera de uno en uno.

El novillero local Ramón Serrano puso toda la carne en el asador y, lo mejor, evidenció sus enormes progresos. La oreja que paseó después de su repetido con los aceros y del recado presidencial vale por sí sola más que cualquiera de las tres orejas que paseó en la novillada de la feria de septiembre.

Se fue a la puerta de chiqueros, se rehízo de una fuerte voltereta, y dio una imagen de torero en franca evolución.

La tarde había comenzado con una templada faena del rejoneador Sergio Galán ante un toro templadito y mansito de Los Espartales, que quedaba tan lejana que casi era difícil recordarla.

Lo que sí quedó en mi memoria fue un preámbulo dilatadísimo: el portón de cuadrillas se abrió con varios minutos de retraso sobre la hora anunciada, el obligado minuto de silencio en memoria de Francisco Cuadrado -presidente de La Condomina-, la entrega de obsequios y la sesión de fotografías del presidente de la AECC con todos los actuantes,... Un auténtico tostón a corregir en próximas ediciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario