Se hizo en esa cara oculta y amarga de las capeas, donde tantos otros perecieron. El salió a flote y todo el oficio que había adquirido lo pudo sacar a escena ante el gran público en innumerables tardes de gloria.
En Murcia se le ha venerado. Incluso en Alcantarilla se le creó una peña que le acompañó hasta cuando ya estaba retirado.
Los aficionados más veteranos recuerdan sobre todo una lloviendo a mares, la Feria de 1975 con un toro de Pablo Romero -lo que ahora es Partido de Resina- al que le cortó el rabo. Tan histórica fue esa faena que le dediqué un capítulo entero en el libro "Toros en La Condomina (1887-2012)".
Cieza fue otra de sus plazas talismán. Allí es querido como hijo propio. Pero, ¿acaso hay alguien que no quisiera al maestro?
Su concepto de ponerse muy cerquita del toro, muy en corto, para tirar s él con un temple infinito marcó gran parte de la evolución de la Tauromaquia.
Muchas de sus claves no es que estén hoy vigentes en la forma de torear que vemos a diario, sino que están plenamente vigentes.
A los 68 años de edad de los ha marchado al Cielo de los Grandes Toreros siendo todavía muy joven, víctima de una enfermedad que tristemente está tan de moda.
¡Maldito fumeque!
P.d.- Ahora entiendo el brindis que hizo el miércoles en Bilbao nuestro lorquino Paco Ureña. Lo que hoy vale dinero, mañana es gratis.
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